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  • María Gabriela Mena G.

Si abrimos bien los ojos nos encontraremos con nosotros mismos

No estoy segura de que todos los museos tengan el objetivo de crear sus exposiciones para poder vernos, cuestionarnos y entendernos a nosotros mismos frente a los “otros”. Pero estoy segura de que si esa se convierte en nuestra visión como público al visitar un museo, lograremos trascender el simple paseo entre vitrinas...

 
Radio antigua

Al finalizar el año, me entró el deseo de hacer un recuento de todos los museos que había visitado durante el 2017. Fueron casi 40 los museos que conté... Visitas que giran entre la recreación, el trabajo, el placer académico, encuentros de familia o amigos… en fin, debo confesar que me sorprendí ante la cantidad de museos visitados.


Pero ahora, con un nuevo año por delante, me quedé pensando en qué implicó la visita de tantos museos visto de una manera más significativa que numérica. De qué manera estos museos han sido un ejercicio reflexivo para compartir, aprender, enseñar, cuestionar...


Si nos ponemos a pensar en general qué es lo que presentan los museos, podríamos decir que por lo general se trata de ver y mostrar a los otros: son otros quienes los diseñan y los construyen; son otros quienes cuentan las historias; se habla de otros, y son de otros las colecciones que nos presentan, además estos bienes exhibidos suelen venir de otros lugares y otros tiempos.


Sin embargo, me quedé pensando que sin importar cuál sea el museo, de quién se hable o si la historia es más o menos lejana a mi realidad, ya sea en museos locales o extranjeros, cuando nos encontramos frente a estas historias que nos hablan de diversidad de temas, en el fondo, los museos siempre nos están interpelando al respecto de nosotros mismos frente a esos “otros”.


Fue así, que con una lista de casi 40 museos, quise intentar pensar en las diferentes formas en las que pude relacionarme con esos “otros” más allá que solo ir a ver cosas nuevas o ir a pasear a un museo como si se tratase de un parque. Así, me di cuenta que con una mirada más amplia, lo que pudo haber sido una simple visita se convirtió en un ejercicio de introspección frente a la relación con esos muchos “otros” con los que me encontré. Aquí un par de ejemplos de mis travesías:


Por ejemplo, cuando visité el Museo del Oro de Bogotá, veía piezas fascinantes que pude haber admirado y declarar simplemente que son mejores que las piezas de orfebrería prehispánica producida en Ecuador (de esa manera, tan solo hubiese visto a los otros con admiración, como superiores). Sin embargo, me puse a pensar en el parecido que tienen esos objetos con aquellos que he visto en mi tierra, por lo que cuestioné las fronteras nacionales actuales, frente ante un pasado milenario que es obvio nos acoge identitariamente de mejor manera.


Durante mi paseo familiar al Museo Inti Ñan, podía haber visto a seres lejanos, míticos y misteriosos (pensando en el otro como un ser exótico), sin embargo cuando me contaron de ese grupo de Huaoranis que construyeron una de las chozas y que vinieron a vivir a Quito un par de semanas, noté que estaban haciendo su trabajo al igual que yo lo hago cualquier día, y que ellos se convirtieron en buenos amigos del director del museo así como yo lo soy. Encontré que aquel “otro” es más parecido a mí de lo que pensé.


Por otro lado, recorrer la exposición sobre el femicidio en el Museo de la Memoria y la Tolerancia de la Ciudad de México, me pudo haber llevado a ver a los mexicanos como personas violentas que matan mujeres indiscriminadamente por su marcado machismo (llevándome a juzgar y temer al “otro”). Sin embargo, preferí pensar en cuáles son esos patrones machistas que todavía están arraigados en mi, y que sutilmente los había ignorado, me vi reflejada en el “otro”.


Finalmente, hace un par de días, en la exposición des(Marcados), en el Centro Cultural Metropolitano, pude haber visto fotografías etnográficas y pintorescas de los indígenas, sin embargo, me encontré a mí misma reaccionando frente a esas fotografías, identificando un pasado personal de discriminación que me cuestionó y me dejó pensando en mi verdadera relación con esos que hemos denominado “otros”.



En fin… podría contarles decenas de experiencias, pero más vale que vayan pensando en las suyas propias.


Y la verdad es que no estoy segura de que todos los museos tengan el objetivo de crear sus exposiciones para poder vernos, cuestionarnos y entendernos a nosotros mismos frente a los “otros”. Pero estoy segura de que si esa se convierte en nuestra visión como público al visitar un museo, lograremos trascender el paseo entre vitrinas, para crear un enriquecedor encuentro personal desde nuestra relación con los “otros”.


Cuando la visita al museo sea un encuentro con ese “otro” que se transforme en un encuentro personal, nos dará sin duda mayores satisfacciones. Por eso se los recomiendo, vayan a cualquier museo y hagan la prueba, intenten pararse con valor frente a ese gran espejo y luego me cuentan cómo les fue...



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