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  • María Gabriela Mena G.

Pensando en NACIONAL...

Frente a lo nacional me pregunto: ¿nos interesa un único relato nacional?, ¿siquiera existe aquel relato? A la vez me cuestiono ¿qué identidad en un país con múltiples identidades vivas y evolutivas?, ¿qué voz en un país con millones de voces diversas y contrapuestas?, ¿qué historia, cuando el mundo contemporáneo nos ha desmentido tantas historias oficiales que las teníamos bien aprendidas?

 
Museo Nacional - Quito / mayo 2017

El 4 de noviembre de 2015 es un día que podría no significar nada, pero también mucho. Aquel día se ejecutó una decisión, que no se sabe con certeza cuál fue el criterio que la motivó, optando por cerrar las puertas de un museo sin tener listo un plan de reapertura del mismo.


Lo más lamentable es que no se trataba de cualquier museo, sino de ese al que nos habían enseñado a llamarle el Museo Nacional, y que hace casi dos años se cerró dejando tan solo en el vidrio de la puerta, un letrerito en una hoja de papel bond escrita a mano, que decía: “NO HAY Atención”.


Durante meses nos preguntamos qué es lo que estaba pasando y escuchamos entre chismes y comentarios un centenar de ideas que querían ser las protagonistas de este espacio inexistente, lugar que únicamente empezó a habitar en la imaginación de algunos.


Hace pocos días, por primera vez en 22 meses, se hizo oficialmente público un plan para la reapertura del museo, el cual será cuidadosamente estructurado paso a paso. Sin duda una buena noticia frente al panorama de los últimos tiempos.


Pero más allá de revisar los planes institucionales, me pareció que este es un momento oportuno para ponernos a pensar qué es lo que se supone debería pasar en un Museo Nacional.


Mirando hacia atrás hay que reconocer que nunca tuvimos un Museo Nacional… me refiero a esos espacios de tradición decimonónica hechos con molde, que cuentan la historia oficial como sacada de un libro de texto escolar. Aquel museo que tuvimos fue creado más que nada desde la intención de mostrar al público las colecciones del Banco Central, dando cuenta de la historia de nuestra sociedad en forma cronológica, a través de la exhibición y exaltación de estos objetos artísticos y arqueológicos.


Entonces, saliendonos del discurso del tradicional aparataje de un Museo Nacional, donde se exalta a los héroes libertarios, se fomentan los valores cívicos y se enaltece a los símbolos patrios; yo me pregunto, qué debería tener el Futuro Museo Nacional del Ecuador para que efectivamente nos cuente un relato con el que todos los ecuatorianos nos sintamos vinculados, aquel tan buscado “relato nacional”. Aunque también me pregunto: ¿nos interesa un único relato nacional?, ¿siquiera existe aquel relato?


Hacer un Museo Nacional en el siglo XXI es un reto muy grande, sobre todo cuando esa idea de nación articulada en el siglo XIX, ha sido tan cuestionada.


Por un lado, se corre el riesgo de resolverlo con exceso de posmodernidad y por lo tanto llenarlo de ambigüedades que no digan nada, pero que pretenden decir mucho. Por otra parte está el peligro de convertir al espacio en una trinchera que de cuenta del relato oficialista desde una sola voz. Y siempre existe la incertidumbre de cómo lidiar con ese fantasma de la “identidad”, que por lo general los Museos Nacionales se obsesionan en intentar atrapar y perennizar… ¿qué identidad en un país con múltiples identidades vivas y evolutivas?, ¿qué voz en un país con millones de voces diversas y contrapuestas?, ¿qué historia, cuando el mundo contemporáneo nos ha desmentido tantas historias oficiales que las teníamos bien aprendidas?


Frente a esto, me queda pensar que éste, deberá ser un museo en permanente cambio, con un guión inacabado; un museo en construcción, un espacio donde se escuchen múltiples voces, pero donde yo pueda hacer escuchar la mía…


Definitivamente hacer un Museo Nacional hoy es un reto… Y en esta presentación del plan para su reapertura alguien dijo “talvez ya ni debería llamarse Nacional”... eso me quedó resonando, y con todas estas reflexiones, yo me sigo preguntando ¿qué se supone que debería tener este tan esperado y reclamado Museo Nacional?


Voy a seguir lanzando algunas opciones en mi cabeza. Pero más allá de mis ideas, sobre todo me gustaría poder saber, de qué relatos lo llenarían todos ustedes...

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