Descubrir a una persona a través de su producción artística, es sin duda un viaje interesante. Pero aún más interesante es descubrirse a uno mismo participando y co-construyendo arte a partir de los conceptos propuestos por una artista. Para mi, las "instrucciones" de Yoko Ono han sido un viaje tras otro en cada obra...
Más de una vez mi cuerpo me ha pedido salir al parque, acostarme en el piso, mirar el cielo y contemplar las nubes sutilmente empujadas por el viento que circulan con delicadeza dejando ver el azul al fondo. De vez en cuando el sol se escapa entre las nubes y la vista se encandila imprimiendo tan solo el reflejo del sol en negro sobre los ojos enceguecidos. En esos momentos, acostada sobre el césped, dejo que la vida pase un momento al igual que pasan las nubes, con tranquilidad.
Nunca imaginé poder ver el mismo paisaje al interior de una sala de exposición, o en cualquier lugar encerrada entre cuatro paredes sólidas. Pero ocurrió recientemente cuando me detuve frente a una de las obras de la exposición Universo Libre Yoko Ono, en pleno Centro Histórico de Quito.
De pie, dentro de una sala totalmente oscura cubierta en negro de piso a techo, frente a una pequeña televisión, veo exactamente la misma escena que mi cuerpo tanto disfruta cuando me acuesto sobre el césped. Lo más interesante es que ahí, encerrada entre cuatro paredes, no estoy viendo un video de un cielo cualquiera, sino la transmisión en vivo y en directo del mismo cielo que está sobre el edificio en el que yo me encuentro encerrada.
Evidentemente, la obra “Sky TV” de la artista Yoko Ono, produjo algo en mi, me llevó a un tiempo y espacio distinto de mi vida, un momento de tranquilidad. Pero también me hizo pensar en lo extraño y hasta algo inverosímil que es tener esa imagen ahí metida en una sala de exposición…
Esta es una de las tantas obras, de una artista bastante controversial, que hoy se exponen en el Centro Cultural Metropolitano de Quito.
Universo Libre es una exposición que nos da la oportunidad de conocer a una mujer desconocida, porque aunque su nombre se escuche mucho, la verdad es que tan solo tendemos a verla como la mujer que separó a los Beatles, el mayor de los mitos que la envuelven. Mitos que existen para bien y para mal, ya que la han vuelto un nombre conocido e identificado por la mayoría de gente, pero a la vez la han hecho ser una total desconocida por su trayectoria artística. Encima de ella solo ha quedado la pesada sombra de un John Lennon inmortalizado en el imaginario popular. Y así, una artista revolucionaria, radical e innovadora, terminó siendo reconocida y apreciada en los pequeños círculos del arte contemporáneo, pero olvidada y a veces repudiada, para la gran mayoría de la gente.
Tenerla en Quito a través de su propuesta de arte conceptual y participativo, es una oportunidad de conocer una parte de la historia del arte de la que no se habla mucho en esta ciudad patrimonial, y que además, por su contenido está muy vigente el día de hoy.
Yo por ejemplo, luego de varios días de haber pasado por la obra “Pieza Reparación” (1966), sigo sin poder completar la instrucción de la artista sintiéndome enteramente satisfecha. Es que luego de leer un texto grande que dice: “Repara con cuidado. Mientras lo haces piensa en reparar el mundo”, se quedó rondando en mi cabeza la dificultad de ejecutar esta reparación tan necesaria, y sigo sin resolver cómo es que voy a reparara el mundo...
Hay mucho, que ver, que pensar y que sentir en esta exposición, por eso les recomiendo que no se la pierdan. Esta es una ocasión única para conocer a Yoko Ono quien está presente en cada obra, invitándonos a participar de una forma de arte a la que no muchos estamos acostumbrados. Una oportunidad para sumirnos en el arte de manera vivencial. Es que al proponer acciones tan cotidianas, no hay manera de que no nos involucremos con las obras que presenta Yoko Ono, y esta vez no desde la contemplación (como solemos pensar que debe pasar en los museos), sino participando y construyendo nuestro propio imaginario de cada pieza de arte desde muchas formas diversas como el asombro, la reflexión, la angustia, la serenidad, y en algunos casos hasta el asco...