Hay muchas razones para poder decir que los museos están vivos o muertos…
Algunas de estas razones nos llevan a sentir que los museos son lugares viejos y empolvados donde se guardan muchas cosas; donde el presente no existe; donde las personas no conectan y por ello se pierden las ganas de ir.
A la vez, hay cientos de razones para poder sentirlos como entornos vivos y activos; espacios coloridos de puertas abiertas. Museos que se reinventan, que convocan públicos diversos, museos críticos. Espacios con sentido y pertinencia, que viven en resonancia con su realidad.
Hay muchas formas de ser un museo vivo, pero en estas líneas, quiero referirme a aquellos museos vivos que no son ajenos a lo que ocurre en su entorno. A esos espacios que no cierran los ojos frente a las problemáticas sociales que debemos afrontar en el mundo real, sino que están allí: llenos de vida, siendo parte activa de la comunidad, siendo humanos.
¡Vivos, activos y activistas!
Hace unos días abrí la ventana de mi habitación por la mañana. En el fondo sonaban las voces de jóvenes colegiales que gritaban consignas casi incomprensibles, pero que por el ritmo de estas voces, era evidente que se trataba de una especie de protesta.
Entre estas voces manifestándose, de vez en cuando, se oía una voz masculina autoritaria que pedía silencio y orden, una única voz que sonaba fuerte por un altoparlante, pero que, pese a ser la única voz que se comprendía con total claridad, no logró callar a todas las demás voces juveniles que se manifestaban sin cesar dejando sentir en el barullo que estaban luchando por una causa.
Pocos días antes una joven quiteña había sido violada en un transporte escolar.
Efectivamente, los y las adolescentes, conmocionados por el hecho, dejaron oír su voz, porque están vivos, porque enfrentan las problemáticas de esta realidad, y, porque ante la violencia no podían dejar de hacer escuchar sus voces.
¿Pero qué tienen que ver los museos en este relato?
Hace un par de días, (en el contexto de esta violenta realidad de mi ciudad) inició en redes sociales una campaña inspiradora #EducadorasContraLaViolencia #MuseosEspaciosSeguros, impulsada por algunos espacios culturales de Quito.
Encontré que varios museos y espacios culturales de la ciudad de Quito publicaron fotografías de sus trabajadoras portando carteles de frases contra la violencia machista. Frases que invitan a la reflexión crítica y a tomar conciencia de una realidad que estamos viviendo ante la que no podemos simplemente callar, ante la que los museos no pueden simplemente regresar a ver otro lugar, pretendiendo ser espacios que no forman parte de su contexto social.
Los museos no son neutrales, los museos no callan su voz.
Para lograr este impacto y movilizar alrededor de una decena de museos, bastó con la iniciativa de una educadora del Centro Cultural Metropolitano de Quito, contagiando de inmediato a más compañeras trabajadoras de museos y espacios culturales que formaron esta gran minga contra la violencia.
Y es que detrás de aquella institucionalidad llamada “museo” hay personas de carne y hueso, y cuando la institucionalidad tiene un enfoque menos rígido, más crítico, con una mirada educativa contemporánea, es posible que esa humanidad se sienta. Se torna así evidente que los museos están vivos.
Estos museos vivos nos inspiran, nos sacuden, nos conmueven, nos invitan.
Estos museos vivos son posibles porque somos las personas quienes les damos vida, porque los museos laten al ritmo de los corazones de quienes los habitan, por ello, no dejemos que estos espacios culturales sean solo instituciones con nombres propios, personería jurídica, o instituciones del estado que los regentan.
Tengamos la certeza de que los museos somos nosotros, quienes trabajan en ellos, quienes abren sus puertas, planifican sus actividades, limpian sus pisos o los dirigen. Los museos somos nosotros, quienes trabajamos por ellos, quienes los visitamos, quienes vivimos cerca o lejos.
¡Trabajemos por más museos vivos, nuestros museos!
#Museos #MuseosVivos #LosMuseosNoSonNeutrales #EducadorasContraLaViolencia #TrabajadorasDeMuseos #MuseosEspaciosSeguros #NiUnaMenos